El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) analiza la actual situación económica de México a partir de la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) de no modificar sus tasas de interés. Pone bajo la lupa la depreciación del peso, la política monetaria y el déficit en cuenta corriente.
Tomado de: Análisis Económico Ejecutivo.
Fecha: 1 de febrero de 2016.
Pese a que los datos del mercado laboral de los Estados Unidos siguieron mejorando en diciembre pasado y el comportamiento de la inflación subyacente daba señales de seguir en el camino correcto de lograr el objetivo de inflación de 2.0% en el largo plazo, otros indicadores como la producción industrial y el consumo mostraron un comportamiento débil, a lo que aunado a la preocupación por el entorno internacional, llevó a la Reserva Federal a mantener sin cambio sus tasas de interés. No obstante, esto no anticipa un deterioro de la economía, sino simplemente que el avance que se espera se difiera unos meses.
El Comité de Mercado Abierto considera que con ajustes graduales en la política monetaria la actividad económica podrá mantener un ritmo de crecimiento moderado. Es por ello que las autoridades monetarias seguirán evaluando las condiciones económicas para determinar el momento y el tamaño de los ajustes próximos, con el objetivo de cumplir el mandato del Banco Central que es lograr niveles máximos de empleo y un 2.0% de inflación en el mediano plazo.
En este entorno, se espera que en línea con la decisión de la Reserva Federal de no modificar sus tasas de interés, el Banco de México igualmente determine mantener sin cambio su política monetaria con la objetivo de evitar posibles distorsiones que afecten negativamente a la economía mexicana, sobre todo en un entorno en el que los mercados internacionales siguen mostrando elevados niveles de volatilidad y México claramente tiene una economía mucho más diversificada y menos expuesta a la caída de los precios de las materias primas.
Por esto se puede afirmar que la evolución reciente del peso no refleja desequilibrios económicos internos, sino que responde principalmente a factores externos. En este contexto, resalta la posición del Banco de México que ha seguido la política cambiaria correcta al conservar la flexibilidad de la moneda y aplicar las medidas necesarias para evitar momentos de especulación, como es la más reciente decisión de la Comisión de Cambios que extiende “la vigencia del mecanismo de subastas ordinarias y suplementarias diarias con precio mínimo por un monto de 200 millones de dólares cada una a partir del 2 de febrero y hasta el 31 de marzo de 2016”.
La depreciación del tipo de cambio ha permitido que el país gane competitividad en los mercados internacionales, mientras que no ha tenido un impacto relevante en los precios al consumidor. Nuestro Banco Central deberá estar atento, aún en esta clara diferenciación de México, para seguir cumpliendo con su mandato de mantener el poder adquisitivo de la moneda, como exitosamente lo ha venido haciendo.
Hay algunos detalles sobre los que sin embargo es importante estar atentos, como es el déficit que han alcanzado las cuentas externas del país y los niveles de endeudamiento público.

En este caso se atribuye especialmente del pago de intereses, que hasta septiembre representó un gasto neto de 16,314 millones de dólares, lo que además de ser el mayor monto para el mismo lapso en la serie que publica el Banco de México desde 1995, representó 1.9% del PIB, porcentaje que fue el más alto desde 1997.
Si bien este comportamiento no se le puede atribuir al reciente aumento de tasas de interés debido a que la gran mayoría de la deuda es de mediano y largo plazo, sí refleja entonces la mayor demanda de financiamiento externo que ha habido, tanto del sector público como del privado. En el caso del sector púbico, es evidente que ante fuentes de recursos internos débiles la solución ha sido un mayor déficit de las finanzas públicas en los años recientes, lo que ha propiciado un aumento en la deuda pública interna y externa, lo que en ambos casos se refleja en el aumento del pago de intereses al exterior.
Esto nos lleva a recordar la importancia que tiene la estabilidad macroeconómica en momentos de desequilibrios en el exterior. Por ello es fundamental seguir fortaleciéndola y remarcar por una parte, la importancia que en este proceso tiene el mandato único del Banco de México de preservar el poder adquisitivo de la moneda y por otra, la relevancia de la salud de las finanzas públicas. Evidentemente en este entorno hay elementos que son insustituibles para diferenciar realmente a México y realmente aislarlo de manera definitiva de los flujos especulativos: contar con claros derechos de propiedad; independencia del poder judicial y certeza jurídica; tener mayor inversión pública y privada, y por supuesto mayor competencia.
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