Se prevé un crecimiento económico modesto en el segundo trimestre

  • Sin embargo, aún está por debajo del rango de 2.7% establecido por la SHCP.
Sin lanzar las campanas al vuelo, los resultados de la evolución de diversos indicadores macroeconómicos que dio a conocer el INEGI la semana pasada, dan señales de una modesta mejora de la actividad económica al inicio del segundo trimestre del año, lo cual está en línea con la expectativa de que a partir de este periodo se puede observar un modesto avance en el ritmo de crecimiento. No obstante, éste comportamiento se debe tomar con cautela puesto que aún está por debajo de lo que se requiere para alcanzar el promedio del rango establecido por la SHCP (2.7%).
 
El INEGI informó que según cifras desestacionalizadas, durante abril el IGAE tuvo un repunte mensual de 0.7%, después de que un mes antes reportara una caída de medio punto porcentual. Esto permitió que la tasa anual de crecimiento fuera de 2.4%, porcentaje ligeramente por arriba del dato previo, además de que resalta que las tres actividades que lo integran tuvieron datos positivos.
 
No obstante, el comportamiento al interior de estas actividades refleja algunos aspectos que vale la pena señalar. Por una parte, se aprecia que el dinamismo de las actividades secundarias proviene principalmente del comportamiento del sector manufacturero, que en abril creció a una tasa anual de 3.8% y fue suficiente para generar poco más de la cuarta parte del crecimiento total del IGAE. El origen de este dinamismo se puede atribuir en buena medida al sector automotriz, que reportó un avance anual de 10.1%. Si bien la parte exportadora ha sido fundamental en este desempeño, es factible que se pueda moderar en los siguientes meses debido al menor dinamismo de la actividad productiva de los Estados Unidos.
 
El sector construcción ha sido un tema de análisis importante debido a que refleja en buena medida la evolución de la inversión fija, que es el principal motor del crecimiento. En este entorno resalta que después de 14 meses consecutivos con variaciones anuales negativas que reportó entre 2013 y 2104, en los últimos nueve meses muestra una tendencia al alza: 5.2% en marzo y 5.5% en abril. 
 
Sin embargo, es importante señalar que este comportamiento se atribuye principalmente al desempeño de los segmentos de edificación y trabajos especiales para la construcción. En el caso de la construcción de obras de ingeniería civil, que se refiere principalmente a obras de infraestructura, se sigue apreciando cierta debilidad, toda vez que después de acumular tres meses consecutivos con crecimiento, en abril vuele a terreno negativo tras caer a una tasa anual de 3.4%. Esto coincide con la disminución con los recursos que el sector público canaliza a inversión física, rubro que ha mostrado caídas en términos reales del orden de 1.9% en marzo y 1.1% en abril.
 
Por otro lado, a pesar de que las ventas al menudeo mantuvieron una tendencia al alza en el primer trimestre del año, lapso en el que específicamente febrero y marzo tuvieron tasas de crecimiento superiores a 5.0% según cifras desestacionalizadas, durante abril su avance fue de 4.4%, lo que parece anticipar un menor dinamismo. Esto pareciera responder al hecho de que la evolución de las ventas pudo estar relacionado con el periodo electoral, por lo que si esto es cierto, es factible que en meses próximos veamos un menor ritmo de avance, lo cual estaría más en línea con la situación del mercado laboral y de la estructura salarial de los trabajadores. De acuerdo con las cifras de la encuesta nacional de ocupación y empleo, si se considera solo a la población ocupada que recibe ingresos, es decir, excluyendo el rubro de los que no reciben pago y los no especificados, se aprecia que el 72.7% se ocupados se concentra entre quienes ganan hasta tres salarios mínimos, en tanto quienes ganan de tres a cinco salarios representan el 18.9%, y solo 8.4% quienes tienes percepciones mayores a cinco salarios mínimos. 
 
Estimular el mercado interno requiere principalmente de inversión. Solo de esta manera será posible fortalecer la actividad productiva, el empleo y el ingreso de las familias. Es por ello que es fundamental que el sector público ejerza plenamente, en tiempo y forma los recursos en infraestructura. 
 
Si bien los resultados de las cuentas nacionales indican que en el primer trimestre del presente año la inversión pública creció a una tasa anual de 1.0%, después de que en todos los trimestres del 2014 tuvo variaciones negativas, esto no representa un avance importante, toda vez que como porcentaje del PIB se ubicó en 3.7%, cifra que si se compara trimestre a trimestre, es el más bajo de la serie que publica el INEGI desde 1993 con la nueva base 2008=100. No obstante, si se compara con los datos anuales, es su nivel más bajo desde 1946. Por su parte, a pesar de que la inversión privada se mantiene en niveles superiores al 17%, es importante resaltar que en esta ocasión el porcentaje se ubicó en 17.3% en el primer trimestre, un punto porcentual por debajo del dato previo.
 
Para la segunda mitad del año se tiene la expectativa de que mejorará el ritmo de avance de la economía, aunque es importante tener presente algunos aspectos. Por una parte, se considera que uno de los principales factores que impulsarán un mayor dinamismo es el sector exportador. Sin embargo, el hecho de que la Reserva Federal haya corregido a la baja su pronóstico de crecimiento del PIB para el presente año, pudiese estar anticipando que el aparato productivo de nuestro vecino del norte crecerá menos de lo esperado, con su consecuente efecto sobre la producción de nuestro país.
 
Esto nos vuelve a llevar a que la principal fuente de avance debe ser el mercado interno, aunque en este caso ya hemos mencionado las dificultades que tiene ante un mercado laboral débil y una estructura salarial que no permite un estímulo importante del consumo. Pero además de ello está la menor incidencia que pude tener el gasto público tras el anuncio de los recortes y la caída en la producción petrolera que ha tenido un considerable efecto negativo en la industria minera.
 
Las reformas estructurales, de las cuales se esperaba un impulso importante, no han tenido una incidencia clara, y es probable que en lo que resta del año no la haya. Es probable que sea hasta el 2016 cuando estas reformas aporten más, siempre y cuando se acuerden los cambios que requieren para realmente impulsar un mayor crecimiento y generación de empleos. 
 
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Foto: Banco de México.